miércoles, febrero 13, 2008

La primera ricardesca

Presentar a las entrevistas que hicimos a Ricardo Iorio como “célebres” sería una mandada de parte bastante exagerada. Sin embargo, los dos reportajes publicados en Si Se Calla El Cantor (cerrando la triología un tercero que le hice poco después para Clarín) tuvieron cierta repercusión a partir de la lengua filosa de quién es llamado el caudillo del metal argentino.
Sus declaraciones comenzaron a volverse tentadoras para público metalero y no metalero, a partir de un comentario a la revista Rolling Stone que le valió un juicio por antisemitismo. En medio de ese proceso, Iorio se llamó (o “lo llamaron”) al silencio y yo logré entrevistarlo una tarde de verano en el balcón de un boliche de Villa Gesell. Estaba desaforado: habló de todo el mundo del rock, puteó a unos fans que le gritaban desde la calle y golpeó la mesa rebatible hasta hacerla crujir de sufrimiento. Algunos de sus plomos le festejaban los chistes, y también las barbaridades. Tal vez no tenían otro remedio.
El grabador cabalgaba de un lado al otro y el cassette capturaba cada puñetazo a la tabla como si fuera una bomba. Si hubiese reproducido todo el contenido de esa cinta, tal vez hubiésemos tenido problemas. Cuando Iorio lo percibió ya era tarde para él, pero no para mí.
Así que me quedé lo que me parecía más interesante y lo publiqué en el Diario El Fundador de Villa Gesell, el 1º de febrero de 2001. Fue la primera de las cinco entrevistas que le llegué a hacer.


jueves, febrero 07, 2008

Metal no renovable

A lo largo de los 8 números que duró la revista impresa (más info, leer el post de abajo) escribimos varios notas sobre metal. La idea era darle un espacio importante al género pese a que no hacíamos una publicación exclusiva sobre metal argentino. Así fue como incluso llegamos a hacer un suplemento dedicado al asunto, bajo el poco original pero sincero nombre de "El Metalúrgico".
Producto de tantos años de haber escrito sobre heavy sin ser un heavy, fue que en mi paso por el Suplemento Sí de Clarín me encargaron un informe metal local. De eso salió "Renovarse o resistir", mi más sincero diagnóstico acerca de género cuyo presente y futuro parece estar echado a la suerte de quiénes lo fundaron (Iorio y ex-compañeros) o lo refundaron (A.N.I.M.A.L. y ex-integrantes). En el artículo expreso mis fundamentos al respecto (con alguna inclusión amarillesca del editor que habla de "un desgastado bosque del heavy metal"), y lo acompaño con testimonios que para la ocasión me dieron Ricardio Iorio, Adrián Barilari, Claudio O'Connor, el Tano Romano, Corvata de Carajo, Andrés Giménez, César Andino de Cabezones y el ex Horcas Gabriel Ganzo.
Como siempre me sucedió cada vez que escribí sobre el asunto, algunos abrazaron la hipótesis con total consecuencia y otros expresaron su repudio más absoluto, aprovechándose de la ocasión para arengar a la gente en sus shows instigando a "demostrarles a esos periodistas que el metal no está muerto". Nadie quiso labrarle el acta de defunción al género, tan solo comentar cierta angustia por no advertir cierto reciclaje generacional.
Lo cierto es que, a tres años de aquel informe, la cosa no ha cambiado demasiado.