lunes, enero 09, 2006

El verano de La Mancha


Ya estamos en temporada estival, y para los músicos de rock significa una buena posibilidad de mostrarse ante una gran cantidad de público concentrado en pocos lugares. Estos lugares son, por supuesto, las ciudades balnearias de la Costa Atlántica argentina.

Muchos grupos de los que hoy están consolidados en la Primera División del rock criollo, tuvieron que darse golpes de horno durante varios veranos haciendo el ABC de las bandas rockeras. Esto es: viajar 500 kilómetros en una combi con 8 personas, equipos, instrumentos, set de supervivencia básico y demás cacharros; dormir en carpa los 60 días (si no hay recursos, vale reposar en el vehículo como opción gasolera) y tocar a las 4 de la tarde bajo el sol hirviente de enero cuantas veces sean posibles.

Uno de estos conjuntos es La Mancha de Rolando. Hace pocos meses debutaron en Obras, un poco como corolario de la alta rotación que tuvo su último disco (otro poco porque están en una cía. que pisa fuerte y de esa forma, corren con el caballo del comisario). Pero antes de saborear las mieles de la ascendente popularidad, tuvieron que comer costa años y años. Manu Quieto -cantante, guitarrista y frontman fachero del rock sureño, entiéndase por rock de Avellaneda, Lanús y zonas aledañas-, dejó una reflexión interesante a modo de conclusión después de tanto barquillo y palito, bombón, helado.

"Nosotros hacemos el veraneo del rock, no el veraneo del veraneante. ¿Qué hace el veraneante?: se levanta, va a la playa con la sombrilla, después no sabe qué hacer, va a comprar churros, da la famosa vuelta al perro, se compra un aro en la feria artesanal y después se tatúa una rosa con un arma en el brazo. ¿Pero por qué te hiciste esa mierda?, ¡porque estaba al pedo!, ¿¡qué querías que haga!?. Ese verano realmente nunca nos excitó."