¿Por qué, en vez de sumergirse dentro del Oceáno Atlántico en una bola de lata para cantarle a ballenas que solo buscaban aparearse en paz, no se queda Javier Calamaro tranquilito sobre el nivel del mar tratanto de interpretar una canción que no sea ni un tango cantado a capella ni la cortina de una comedia de Suar?